Es una tarea que cuesta un poquito a nuestros alumnos/as, pero que con algo de práctica (en casa principalmente) y mucha paciencia llega a conseguirse. El premio final cuando este hábito se consigue se traduce en proporcionarles cierta seguridad e independencia a la hora de vestirse sin ayuda de sus padres.
He encontrado una poesía con la que se puede acompañar el aprendizaje de dicho hábito. Espero que os sirva.
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